La amiga siempre encontraba nuevas formas de mantenerlo en vilo, con juegos de palabras y miradas provocadoras.
La amiga siempre encontraba nuevas formas de mantenerlo en vilo, con juegos de palabras y miradas provocadoras.
Cada noche en el apartamento se volvía un juego erótico donde se exploraban límites y deseos ocultos.