La amiga, con sus caricias delicadas y sus susurros provocativos, le aseguró que no habría descanso hasta que él experimentara orgasmos tan intensos que lo llevaran al borde de la locura.
La amiga siempre aparecía en los momentos menos esperados, pero siempre lograba avivar la llama de la pasión.
La estudiante lo tomó de la mano y lo guió hacia el dormitorio, donde le mostró todo lo que había aprendido en sus clases de seducción.
La estudiante miró fijamente a su pareja, llena de deseo, y sin decir una palabra, lo llevó de la mano hacia la habitación para comenzar una noche de pasión inolvidable.